martes, 10 de febrero de 2009

Jovi Rhein


La plenitud ante un vacío infinito,
un alma henchida de dicha inefable
en los abismos sin fin de este purgatorio encarnado.
Una paradoja mas en el sino.
Todo gracias a tu corazón,
a tu tímido afecto
y a esa libertad inocente y desnuda
plasmada en ti, en tus gestos, en tus caricias,
en tu ser
que desborda a raudales
etéreos efluvios curativos
sobre mi espíritu abatido y desesperanzado.
Desearte sin necesidad,
anhelarte sin poseerte y disfrutarte sin socavarte,
pues me encantas y te disfruto en tu libertad absoluta,
en tu pasión desenfrenada, en las alas de tus utopías.
¿Con que objeto castrarte y esclavizarte a mis vanos caprichos,
a mi necesidad estancada,
a mi abúlica inercia?
Y me alegras y consuelas,
como el danzar de las golondrinas a ras de suelo,
como una sandía en invierno
y la hierba que crece en el pavimento,
como el juguetear y crujir de las hojas pisoteadas en otoño.
Me siento todo un sibarita
degustándote pasivamente,
saboreando tu presencia, tu sonrisa,
embriagandome en tu curiosa mirada,
disfrutando la calidez aromática y sabrosa de tu cuerpo
y de tu corazón inflamado en ilusiones y esperanzas
a pesar de este mundo apabullante,
cuyo objeto pareciera ser el de cortar nuestras alas y
arrebatarnos las ansias de vuelo.

Dulce Jovi Rhein;
Cuantas ganas de abrirme a ti, de expresarte cuanto siento,
aquello que pienso y callo, aquello que temo y freno.
Y es que duele, ser honesto y correr,
mostrarte el corazón en reparación
y exponerlo a nuevos y potenciales desperfectos,
Temo amar y expresarlo,
temo que con el tiempo me restrieguen en el rostro,
todo cuanto he amado y que a los ojos del resto no ha valido de nada,
sin embargo la vida llama a sentir y actuar
sin arrepentimientos ni posesiones
con una veracidad prudente
y numerosas puertas abiertas.
A ti, que encarnas nuevamente aquello que creí perdido,
te rindo culto y ofrezco mi corazón.
Porque comprendo que amo el amor que siento,
y me alimento y gozo del encantamiento al que me someto,
al descubrir que mi corazón palpita constantemente
y que no ha cesado de enamorarse del mundo,
de las sutiles caricias,
y las dadivas solapadas de la vida.
Que conmoción sobre el terreno que se olla,
al volver a disfrutar del aire que se respira, de los aromas,
del viento en el rostro, de los colores en exaltación…
Y todo gracias a ti,
que abres mis ojos cerrados,
e insuflas tu afecto en mis pulmones,
a ti, embriaguez arrebatadora,

mi rosa única,
mi sentir despierto,
mi oasis en el desierto.

BELLA