En el cantar de los grillos
escucho tu rítmico nombre,
entonado entre largas patas,
en aderezos de pasión y bríos.
Una vez más en un nuevo ciclo,
En una nueva danza, en un nuevo himno.
Tamizando mis sentidos recuerdos,
Conservando tu sonrisa en pétreas imágenes.
Entre grises guirnaldas te conocí,
en tus revolucionarias consignas repose.
El deber y el tiempo nos desencontraron,
y heme aquí, en los abismos de lo incierto,
que regreso a ti,
que te anhelo tal como entonces,
cuando éramos un par de extraños
En tus infantiles y juguetonas palabras
descanso sintiéndome tan familiar
¿Nos encontramos algún día?
Tu extravío me parece tan ajeno,
Tan ajeno y tan próximo.
Toma mi mano y observa el mundo,
Pequeño Mundo que esbozo entre nosotros,
entre dolores y alegrías.
Escondite de una íntima naturaleza
y de un secreto a vivas voces
En este bulbo críptico y confuso,
entre abstrusas túnicas nacaradas
yace la respuesta que anhelas,
la simplicidad absoluta de una razón resoluta.
La vida se nos da a conocer
a través de un sinnúmero de vivos colores,
de sensaciones estimulantes
y de emociones embriagadoras.
Mediante la opresión en ella
sucumbimos a los sueños y las idealizaciones,
nos enajenamos de la realidad
para respirar una vez más con alivio.
Pero tú,
tú eres un ancla a tierra,
una dolorosa objetividad,
un afrontar la vida tal como se nos muestra,
sin aderezos ni adornos.
Instrumento de la realidad,
limpias de fantasías nuestro contaminado cielo
disipas las nubes de nuestro santuario
y nos muestras al sol brillar por sobre el delirio
Y aunque ya no estés a mi lado,
aunque ya no te pueda asir en mis brazos
(lo que me duele encarnizadamente)
y ya no me dediques tus pacientes esperanzas,
no por ello pierdo esta amarga simiente,
tan solo no se bien qué hacer con ella.
Simiente mortal y gris,
poderosa revolución en una vasija deteriorada.
Quiera mi voluntad por sobre esta plástica arcilla
engendrar alguna maravilla.
Ojala me dejaras tus ojos,
esos círculos concéntricos,
incandescentes y emancipadores,
llenos de amor y de odio.
Visionarios en medio de toda esta mierda,
luminosos a ratos.
¡Amados ojos!
¡Como los extrañaré!