domingo, 6 de marzo de 2011

Danza Macabra


El estrepito escurridizo
que se desliza indómito y silencioso
es el despertar a la muerte,
la contracción de la carne
en espera del reflejo carmesí,
de rituales sombríos
de dioses del ocaso

En un ondular plateado
la luna se desliza entre la hojarasca.
Guturales figuras emergen de entre las sombras
y en la explanada todo vuelve a la nada.
En ese exhausto respirar de la naturaleza
la vida toma formas parcas,
el rocío las recubre,
brillan diamantinas las esperanzas.
La desnudez da a luz
a una estirpe curiosa

En ese estado de quietud
la esperanza cesa,
la lucha se extingue,
la premura da paso al éxtasis.
Dormitan las estrellas
y en su compas afiebrado
mi imagen se torna borrosa.
La disolución comienza,
la espera acaba

¿Has bebido ya lo suficiente?
¿No es acaso un amargo trago?
¿Por qué huyes felicidad?
¿Por qué tan escurridiza?
En estas arenas doradas,
insoladas y deshidratadas,
no encontrarás el fecundo receptáculo.
Dale alcance en su cuna,
en su nodriza sutil,
en una fértil amalgama.

Hacia la brumosa costa
viajan voraces los estertores
en busca de oídos ciegos,
de temperamentos contagiosos

El olvido se hace de los corazones,
la nostalgia se pierde en el oleaje.

Cuerpos yacen en acantilados
sus huesos crujen en ansiedad
de lo que nunca fueron ni serán.

Es el juego de las sombras,
la luz de las tinieblas,
el despertar de los olvidados,
olvidados de Dios y del mundo,
que socaban este minúsculo globo
entre gritos de silencio y soledad,
espejismos del holocausto,
corazones rendidos,
abortos del ensueño

Danzan al compás del tiempo,
a él rinden culto y homenaje.
Desafían la verdad al desconocerla.
Cortezas vacías,
esbozos de sí mismos,
delicadas fantasmagorías,
pero fantasmagorías al cabo.

En esta Walpurga olvidada
se encuentra el fermento de vida,
el elixir de los muertos,
el leteo de los vivos,
el fuego celeste.
Anhelo y vida.

viernes, 4 de febrero de 2011

¡¡¡Grito al abismo!!!


¿Que hacer cuando sucumbimos al destino,
cuando nos tropezamos con nuestro albedrío?

¿Como liberarse de las delicias que prodigaste,
de los sueños y juegos que compartimos,
de esos recuerdos empalagosos,
nuestros cuerpos embistiéndose,
esa íntima desnudez,
llena de hilillos plateados
y vapor arropador?

En este amargo pestañear
úlceras abiertas se evidencian.
Aprovecha!
orada con tus dedos,
juega un rato.
Que en ellas todo palpita aún
y palpita fuerte,
porque ni tu indiferencia, ni tus suplicas
pueden algo contra esta utópica esperanza .

Esperanza vana a esta altura,
esperanza idiota y perdida.
No se bien amor,
porque conservo esta esperanza,
embriagadora y fluctuante
duro lastre y nudo gordiano.

Regaño entonces esta inexpugnable fortaleza
corazón coraza acorazado
maquinaria amante y guerrera alguna vez,
inviolable e inalienable ahora.
Que ganas de ver su palpitar carmesí de nuevo,
de recubrir el gris que le insuflé.

Nuevamente imito al Quijote ante molinos,
lunático enamorado de tus curiosas miradas,
de tu olor pudoroso,
de tus bastas recriminaciones
de tu puntapié a la inercia e impotencia.

Creo que es simple
Amo cada segundo,
soy feliz en todo instante en que me siento tuyo
En que compartimos nuestras vidas,
penas y alegrías,
frustración y opresión,
el dolor de nuestras miserias
y la voluntad por someterlas,
nuestra fuerza por cabalgar suicidamente
y compadecernos y pelear
por todos los dolores ajenos,
ajenos y tan propios a la vez.

Sabe esto,
como duele que mis abrazos te sepan a opresión y dolor
que mi vida a tu lado solo engendre miedo.
La mutación aún opera en mí,
lo único que no ha cambiado es el amor que deseo prodigarte
y el dolor porque ya no lo desees y lo temas.

Te regalo esto que escribí,
y que nunca llegó realmente a ti,
sino a tu psicópata suplantador.
La salvedad es que lo escribí
cuando te estaba conociendo (aún lo hago)
en momentos en que Whitman
me acompañaba en soledad:

Te amo preciosa,
por sobre la hierba y el rocío,
por sobre los rayos del sol naciente
concentrados entre las gotas refractarias,
irradiantes de colores y dicha,
como espejismos del cielo.

y te amo,
te amo en las mañanas y en los ocasos,
entre luz y penumbra,
entre el cielo y la hierba,
y la hierba…,

Sí,
mi amor es como hierba,
verde, prolífico y fértil,
como la hierba en los prados,
con esa simplicidad efervescente,
esa despreocupación etérea  
y esa solemnidad ceremonial.

Y te amo,
Amo cada átomo tuyo
como si me perteneciera,
Y me dueles y te anhelo
En cada átomo…

…En cada célula,

y cada una de ellas te rinde alabanza
y entona tu nombre.
Y así…
Ante este viento ensoñador
me disuelvo hasta el olvido
y me pierdo
cual brizna al viento.
y vuelvo a ser,
simplemente,
hojas de hierba…
¿Quieres ser tú mi viento?

¡¡¡Te extraño!!!